Hace un par de días, el Maestro Alejandro Ipatzi, un tremendísimo escritor, pintor y muy reconocido promotor cultural tlaxcalteca, escribió:
“Vamos poco a poco. Los padres de familia entienden que es importante la lectura. Por eso les compran libros a sus hijos, para que ellos lean. Quizá la siguiente etapa sea que compren libros para leerlos entre todos.”
Y vino a reforzar una idea que alguna vez comentamos en este espacio; que en muchos casos, las primeras aproximaciones a la lectura bien pudieron tener lugar en el seno familiar, en casa, entre familiares y parientes, decíamos que un niño o un adolescente rodeado de gente que lee y que aprecia la lectura como afición, en algún punto desarrollará afinidad a los libros también, el ejemplo arrastra, pues.
Entre los comentarios, muchos, que recibió la reflexión del Maestro Ipatzi, sobresalió y fue constante, el que señalaba a un cierto tipo de padres que le compran libros a los hijos “para que lean”, haciendo hincapié en que su idea es que lean los hijos, solitos, es decir, que la participación de los padres se limita únicamente a comprar el objeto y dejar a la niña o al niño que vea como le hace, básica y groseramente explicado. Una y otra vez hemos señalado este como uno de los grandes mecanismos para hacer que alguien no lea y al tiempo, hemos comentado que uno de los primeros mecanismos mediante los cuales una niña o un niño pueden desarrollar interés primero y luego amor por la lectura, es cuando en su entorno familiar encuentra el ejemplo y el fomento para apreciar los libros. Esto siempre viene por cierto, de cuando los familiares también leen y hacen participes de sus lecturas y de sus intereses lectores a los miembros más jóvenes de la familia.
Con este mundo que iba tan acelerado y que fue drásticamente detenido al menos unos meses por esta pandemia, los recursos electrónicos y materiales para leer son aún mayores que en otras generaciones; la famosa segmentación de mercados vaticinada por algunos teoricos allá en la decada de los 90 del siglo XX , donde un gran e importante nicho de mercado son los niños y los adolescentes ha permitido que surja un enorme mercado dirigido en especifico para ellos, un mercado que por supuesto incluye a los libros de varias maneras; con una amplia gama de subproductos. Toda librería incluye una gran sección de libros para ese rango de edades, es posible encontrar libros en el supermercado, en las tiendas en linea, prácticamente en todos lados.
La situación aquí no es encontrar y adquirir los libros para las hijas e hijos, sino acompañarlos, hacer de sus primeras aproximaciones a los libros una experiencia memorable y llena de apoyo familiar; recién hemos comentado de los beneficios que trae la lectura asistida en la mejora de las habilidades de los jóvenes y niños. ¿que mejor recuerdo puede tener una niña o un niño de sus primeros libros que una frase escrita en algún margen por sus padres? ¿Qué mejor motivación puede haber en un pequeñito que empieza a leer que saber que hay una hora de su día en que sus padres se sentarán a leer junto a el? ¿ha pensado usted el gran ejemplo que da a sus hijos pequeños cuando lo ven leer junto a ellos?.
La palabra convence, pero el ejemplo arrastra, dice aquel refrán y en términos lectores, esto es totalmente cierto. Así que, no solo compre libros para sus hijos, no aplique aquello de “que lean ellos, yo ya para que”. Ponga el ejemplo, lea con ellos, lea para ellos, permita que lean para usted. Por favor.
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