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Vivimos en una sociedad hiperconectada:, llena de información, de formas de saber y de conocer y de informarse, de aprender y de entender. Todos tienen acceso a la información y todos pueden generar información y compartirla, extenderla. las pantallas son omnipresentes, es un entorno visual, muy lucrativo; lo viral genera un beneficio, la veracidad es opcional, lo que importa es la velocidad en que algo pueda ser compartida, una y otra vez.
Esta época ha confirmado que la lectura en linea es un gran recurso para aprender; tweets, infografías, reportajes, boletines, pies de página, posteos largos en redes sociales. Surgieron los hijos y nietos electrónicos de la patraña susurrada, del pasquín amarillista, la nota falsa, mas comúnmente conocida como fake news.la hiperinformación utilizada para disfrazar mentiras y generar miedos y confusiones. Es medible que una nota falsa tiene mayor propagación que una noticia veraz, hay recetas completas de como maquillar una mentira; plantillas, logotipos, citas de expertos que nadie sabe donde trabajan o siquiera si existen, institutos “científicos” de nombres rimbombantes y apantalladores, la tecnología al servicio de la falsedad.
¿Cómo sobrevivir? ¿Cómo seguir leyendo? ¿Cómo aprender en medio de todo un mar de información falsa?
Lo primero, que pensando con la cabeza serena es muy lógico pero que casi nadie lleva a cabo, es verificar su origen, el autor, la institución; que no sean de sitios pirata (ejemplo, que tenga el nombre de un medio de difusión de cierto renombre pero con un dominio gratuito o alojados en un servidor público) o sitios de creación reciente; hay sitios que copian la estructura completa de un periódico digital pero que solo funciona la página de la nota alarmista. Abundan infografías citando institutos o universidades de sitios lejanos o con títulos elaboradísimos (como el instituto mexicano de ética biológica o la Universidad de Parangaricutiro), otro ejemplo son las cuentas de twitter clonadas, de figuras reconocidas pero creadas con fechas recientes y que, no tienen verificación de autenticidad. Hay notas reforzadas con imágenes crudas, con supuestas pruebas gráficas; basta con realizar una búsqueda por imagen en el buscador de su preferencia y es muy posible que aparezcan todos los sitios donde esa misma imagen ha aparecido, es muy probable que resulte que el enfermo “grave”, el científico con crisis de conciencia que declara, el cerro de muertos, el hospital aglomerado o lo sea utilizado, resulten ser imágenes de stock o bien parte de otras notas, de años anteriores o incluso de otros países, hay por ahí un video que incluso tomó fragmentos de un par de películas de pandemias para alarmar aún mas.
Lo mas sencillo, si la información parece demasiado adornada, demasiado extrema, si genera dudas y no puede (o no tiene tiempo) para verificarla, no haga nada, simplemente no la comparta, corte la viralización.
¿Quiere mas? ¿Quiere seguir leyendo sin caer en la información falsa?
Cambie de canal, siga a otras personalidades de la noticia, dele unfollow a los que propagan y dan cabida en sus sitios a este tipo de cosas. Corte por lo sano con los conocidos que reenvían y comparten estas cosas, mantenga contacto con gente informada y de criterio amplio. Conozca otros medios de información, incluso los medios independientes digitales (debidamente verificados, claro está). Evite el clickbait, controle la compulsión por darle click a todo lo que sale en su feed, en su linea de noticias. Conozca y utilice portales de verificación de noticias y de contenidos, en toda América Latina han surgido de este tipo de recursos, precisamente para ayudar a la población a saber que es real y que no lo es.
El titulo de las dos últimas semanas es justo eso, lea más, busque más, para que no crea, para que no caiga en la mentira, en la falsedad. no se trata de dejar de leer, sino de no creer a ciegas.
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