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Librophonia; cita con un libro…

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El año avanza y con ello, la lista de propósitos a cumplir comienzan a ser palomeados, en caso de irse cumpliendo o comienza la omisión, el arrinconar en lo oscurito aquellas cosas que poco a poquito muestran su lado difícil para ser logradas. ¿Donar algunos libros fue difícil? encontrar algún candidato a lector no fue muy complicado, ¿verdad?.

La afición por la lectura y por los libros es una pasión, un gusto, comúnmente llamado bibliofilia, que es el amor por los libros; un bibliófilo es un amante o aficionado a las ediciones originales y más correctas de los libros, en el sentido específico moderno, cuando se habla de bibliofilia, se habla de amor en general al libro como objeto de colección y de acumulación. Ya hemos comentado que este amor tiene grados extremos, como el tsundoku japonés y la bibliomanía occidental. Lo ideal, lo sano es mantenerse en una filia honesta, una pasión ciertamente moderada.

Todo aficionado a la lectura, es un amoroso propietario de libros, pequeños montoncitos, hileras completas, estantes o libreros o incluso cuartos llenos de libros, de acuerdo al bolsillo o al grado de compromiso con el asunto. Esta pasión, en muchos casos ha sido inculcada, transmitida durante generaciones, esto muchas veces, incluyó los acervos familiares y con cada uno de ellos, recuerdos y emociones contenidas y asociadas a tomos específicos, a ejemplares señalados; paginas con firmas de familiares extintos, exlibris ornamentados que recuerdan a antepasados, anotaciones en elegantes letras estilo palmer y con manguillo en páginas amarillas, manchas de cafés antiguas causadas por una persona en especifico, todo en conjunto remite a emociones y a sentimientos por aquellos que dejaron su legado al familiar lector, el amor pues, expresado en libros heredados. Todos los lectores tenemos al menos un libro que nos fué entregado por un apreciado familiar y en el, mantenemos sus recuerdos y amor. De esta misma forma, podemos expresar y transmitir nuestro amor por los libros a otras personas, ya hemos comentado, a través de la donación, del préstamo desinteresado y en esta ocasión, se pone a su consideración, otra forma, que es, el regalo directo de un libro (o varios). Regalar un libro es, siempre ha sido, en todos los tiempos, una muestra de aprecio, de afecto; es un acto de filantropía, de buena voluntad, en esencia, es un acto de amor. es también un esfuerzo para extender el gusto por los libros a otras personas, a otros lectores.

Hace tiempo, en alguna cadena de librerías, se implementó una estrategia de ventas en la temporada del amor y la amistad; algo que se llamó “cita con un libro”. Se dispusieron mesas con hileras de bolsitas de papel selladas y decoradas con estampas alusivas a la temporada, cada bolsita conteniendo un libro, la idea central era adquirir un libro de naturaleza y autor desconocido y ser presa de la emoción y la sorpresa. Era lo que comúnmente se conoce como cita a ciegas, en este caso, una cita a ciegas con un libro. Ediciones sencillas, de las conocidas como rusticas. El ejemplo cundió. la idea fue replicada en varias ocasiones: en actividades convocadas por instancias gubernamentales, en librerías y bazares de usado, en librerías locales, en eventos masivos convocados por ongs e incluso en alguna institución educativa se puso en marcha alguna versión de esta idea. Y se hizo común, porque en esencia, es una idea brillante. La emoción primordial, la ilusión, la incertidumbre y la ansiedad infantil todas juntas en torno a descubrir que autor, que titulo vendrá dentro de una sencilla y humilde bolsa de papel. Esta es la idea, que usted, querido lector, puede retomar, idea no tan original, ciertamente, pero que le permitirá, expresar su aprecio, su afecto por alguien o por algunos, si es el caso y hará que otros, disfruten su regalo y posteriormente desarrollen su propia versión del amor por los libros.

Tome una (o varias) bolsa de papel, del llamado kraft, que es el más convencional. coloque alguna buena edición o un ejemplar en rustico (dependiendo de sus posibilidades económicas), puede añadirle una pequeña nota personal, un separador personalizado o personalizable y séllela, asimismo puede decorarla si es de su agrado hacerlo. Haga varios de estos envoltorios si su intención alcanza para varios afectos y distribúyalos, aleatoriamente, sin señalar el contenido ni autor ni titulo. Cree su propia versión de una cita con un libro, su propia versión del regalo de la temporada y demuestre su amor, en el sentido amplio y honesto de la palabra, por la persona y por los libros. En algún punto, recibirá la misma cantidad de aprecio y afecto de quienes los reciban. El mundo de los libros lo agradecerá.

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Librophonia
Dice (el) que hace muchas cosas; algunas se escuchan, otras se leen, otras se ven y hacen ruiditos. Dice que es muchas cosas o poca cosa. Depende.

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