En estos tiempos de pandemia y de “reapertura económica, tambien se puede mencionar la reapertura de los sitios de venta de libros usados y nuevos, aunque siendo realistas, muchos de ellos, en todas las ciudades, no dejaron de trabajar, no cerraron sus puertas mas que en la etapa más fuerte (la del encierro casi total) de la pandemia y se mantuvieron firmes en sus propósitos comerciales y filoliterarios. Como muchos esfuerzos comerciales independientes (evitemos romantizar y ponerle a todo la etiqueta de “emprendedurismo) resistieron y encontraron otras vías para mantener su oferta de libros, a través de las redes sociales, con ideas tales como la entrega en bicicleta y otras, que han sido hechas visibles mas de una vez. El punto es que, las librerías de viejo sobreviven, siempre lo han hecho, pese a todo y en beneficio de todos aquellos que adoramos visitar sitios como estos, de todos esos admiradores de los libros olorosos a recuerdos y a tiempo.
Todo lector empedernido y tambien fan de las librerías de viejo, tiene su lista de sitios predilectos, su mapa personal de librerías y bazares a los cuales acude cuando la cosquilla por conseguir un nuevo (en el sentido de novedad, no de recien fabricado) libro se hace muy fuerte; va siempre de la librería bohemia, bien surtida y siempre llena de buenas opciones donde es posible encontrar lo que se busca sin demasiados esfuerzos y que cuenta con un cerbero literario siempre atento y dispuesto a echar la mano en las busquedas un poco mas específicas, pasando por ese lugarcito quizá no tan ordenado, no tan pertrechado y a veces no tan presentable y con pocos materiales que siempre guarda sorpresitas entre sus estantes, a menudo atendida por personajes no tan amables o incluso proclives a la hostilidad y al gruñido y hasta terminar por esos sitios curiosos donde lo mismo se encuentran libros, que montones de enciclopedías, pilas de periodicos, cajas llenas de comics nacionales humedos y viejas revistas “picantes” españolas (que por algún razón terminaron lejos de su nación de origen), viejos discos de acetato de épocas previas al mtv y los canales de videos, viniles no siempre “clásicos” o de coleccionista, sino viejos recuerdos de tiempos donde todos los géneros se editaban y donde cosas tan curiosas como recetarios, clases de idiomas y hasta discursos e himnos eran plasmados en vinil. Tambien tendrá en esa lista uno o dos sitios que no guardan una imagen de librería ni de lejos, sitios que mas bien son bazares de todo tipo de cosas, incluida herramienta, ropa, bicicletas, zapatos, viejos cartuchos de videojuego de consolas olvidadas y que entre todo lo anterior mantienen una mesa o un librero lleno. Pregunte usted, haga su reflexión y verá que es cierto, al menos en parte.
De tiempo en tiempo, esta lista particular recibe una nueva adición, un apunte reciente; producto de una caminata al azar o un giro equivocado y felíz por calles no siempre transitadas o por la recomendación de algún otro bibliofilo que comparte sus hallazgos con los amigos del vicio. Estas primeras visitas, mas bien, la primera y quizá la segunda visita a un sitio nuevo de libros viejos son momentos llenos de emoción (para los que aprecian los libros y los sitios de este tipo), curiosidad y expectativa; ir de montoncito en montoncito, sin conocer las reglas ni los metodos mediante los cuales, el comerciante en turno ha dispuesto de su acervo de libros. no se sabe si entre ese montoncito de revistas habrá algúna buena novela o en aquella caja de al fondo aparecerá una edición en pasta dura de un autor reconocido o apreciado, quizá entre esos viejos numeros de revistas políticas aparezca un rústico de aventuras o ciencia ficción. El tema de los precios, de las condiciones de venta, incluso si está permitido el regateo o si al comprar por lote disminuye el costo. Si el vendedor es proclive al dialogo y a la orientación o a veces hasta a la conversación amistosa de donde en ocasiones pueden salir ofrecimientos de libros que no están a la vista o que se mantienen apartados de la vista del visitante ocasional. Visitar un sitio de libros por primera vez, un sitio recien encontrado es todo un deleite, una incertidumbre rodeada de esperanzas, una bienvenida alegre a polvo nuevo y a olores familiares pero extraños. y usted, querido lector ¿ha descubierto recientemente algúna nueva librería de viejo?.
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