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Librophonia; digital contra papel (en el ring #6)

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Después de varias semanas de escribir sobre lectura digital, de comentarios sobre aplicaciones, formatos de libros digitales, la configuración básica de una aplicación para lectura de libros digitales, hemos tratado toda una serie de puntos ecológicos y esta semana extendemos un poco más el tema.

En esta ocasión, después de varios puntos ecológicos, veremos que podemos hacer para ayudar o al menos para reducir la famosa huella de carbono que producen tanto los libros físicos como los lectores y dispositivos digitales utilizados para leer.

Nunca se ha ocultado que en este blog, columna o como se le quiera llamar, se apoya decididamente el consumo de los libros usados y de los libros digitales “liberados”, de modo tal que la primera recomendación que se hace es precisamente esa: elegir siempre comprar libros usados, en el caso de los físicos; en el caso de los digitales, construir con los amigos y conocidos una red de intercambio de libros digitales, en el formato que sea. Siempre que se pueda, presta tus libros, compra libros usados, intercambia archivos.

Si compras un lector digital o una tablet o el dispositivo que sea y decides que uno de sus usos será la lectura digital; úsalo. Siempre trata de evadir la obsolescencia programada o evita hasta donde sea posible la “fiebre por el nuevo modelo”. Utiliza tu dispositivo hasta donde sea posible, hasta que de plano ya no funcione. Cuando llegue ese momento trata de reciclarlo por medios responsables y no simplemente lo tires a la basura general. Si compras un lector digital y en algún punto encuentras que no lo estás usando, véndelo o dáselo a alguien que si lo utilice.

Compra libros que utilicen materiales reciclados, dado que todo el proceso ayuda a disminuir el daño al medio ambiente derivado de la producción. De acuerdo, en ocasiones puede resultar que los libros de este tipo resulten más caros o traigan cierto “eco-caché” y te los quieran vender como santos griales. Hay pequeñas editoriales que los venden a precios amigables sin pretensión. Es posible.

Únete a grupos de lectura, sean de lectores físicos o digitales; en la mayoría de estos se fomenta el intercambio y préstamo de libros, es un ejercicio de confianza y honestidad, también de solidaridad. los hay en cada ciudad, encontrarlos es relativamente fácil, dado que muchos de ellos tienen sus páginas en las redes sociales. Es asimismo una oportunidad de conocer personas que comparten intereses y aficiones.

Intégrate a alguna biblioteca comunitaria, en algunas ciudades aún es posible encontrar algunas de ellas, sobrevivientes de programas gubernamentales, algunas otras son esfuerzos vecinales o de grupos culturales; es también una forma de colaborar, de integrarse a otros esfuerzos por leer. Esta es otra alternativa muy interesante.

Al final, se trata de satisfacer las ganas de leer, se trata de disfrutar y de compartir el amor por la lectura; compra usado, presta y pide prestados libros. comparte y pide que te compartan archivos de lectura. la cosa es ayudar a la ecología, hay muchas alternativas. La cosa es buscarle.

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Librophonia
Dice (el) que hace muchas cosas; algunas se escuchan, otras se leen, otras se ven y hacen ruiditos. Dice que es muchas cosas o poca cosa. Depende.

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