Decíamos, en semanas anteriores que cuando se trata de leer, encontramos todo un mundo de curiosidades; gadgets, inciensos, grupos de acompañamiento, podcasts, apps que leen por ti, costumbres, rituales, posturas, horarios, acompañamientos, snacks, espacios favoritos, vestimentas, tipos de iluminación, métodos de respiración, y una lista enorme de cosas que van de lo sublime a lo extraño. esta semana (y algunas más) seguiremos navegando entre este particular mar de temas en torno a la lectura tanto digital como en papel.
En esta ocasión el tema es el lugar, el espacio físico que eligen los lectores para disfrutar de este particular vicio; ese sitio especial en el que disfrutar de la abstracción, de la clavadéz, de perderse en las lineas y lineas de un libro.
Alguna vez como una persona cercana comentó que el mejor lugar para leer es en una hamaca, bajo un grupo de arbolitos, meciéndose suavemente mientras pasa página tras página; mas de un lector habrá intentado esto, es de suponer, aunque también más de uno habrá terminado por roncar, a consecuencia del bamboleo de la susodicha hamaca. Una imagen muy chic, es llevarse un libro a la playa y leer, recostado en la toalla, sobre la arena o en algún camastro de los que siempre hay en ese tipo de sitios, aunque según otros, el sol y el calorcito invitan al descanso y a la libación de bebidas frías. Una imagen muy extendida y casi mítica es el sofá especial, con su lamparita de piso y cuello flexible adjunta, la mesita con el respectivo montóncito de libros y los lentes de lectura esperando a su dueño. Esta es, al menos en las ilustraciones, dibujos, caricaturas y toda imagen alusiva a la lectura y los espacios dedicados a esa actividad.
La realidad es que cada lector tiene un espacio físico diferente, porque al final, cada casa, casa departamento, cada cuarto, es diferente, acorde a la personalidad y a las necesidades de cada persona. El sitio en casa más utilizado para leer es probable que sea la mesa del comedor, seguido por la sala, las escaleras, el wc, el suelo de la recamara, la cama, la mesa de trabajo, en el caso de la casa. Otros sitios probables sean el cubículo de trabajo, el área de comida (si, hay quien lee mientras almuerza o come en el trabajo), las salas de espera del tipo que sea, el automóvil (cuando se es pasajero y no conductor), el transporte publico (aún de pie) y algunos sitios extraños, como los jardines o parques públicos. las fiestas (cuando son particularmente aburridas para el lector).
El lector al final elegirá un lugar donde se sienta cómodo, donde no sea perturbado y donde pueda abstraerse en su lectura. Mucho se dice que la recamara y en particular la cama es el lugar elegido por muchos para leer, en semanas anteriores mencionábamos que muchos eligen la hora de dormir o las horas de la madrugada cuando ataca el insomnio, para leer, pero además, muchos eligen la cama como espacio de lectura por la obvia comodidad, no solamente durante las horas de la noche, sino en cualquier momento; recostados, de lado, sosteniendo el libro en alto, colgando el libro, apoyados en un lateral de la cama, sentados sobre el piso. Una mamá alguna vez comentó que el mejor lugar para leer era el WC porque ahí nadie la seguía, espacio muy utilizado por muchos (aunque lo niega una inmensa mayoría), aunque en estos tiempos de redes sociales es mas bien un momento para consultar dichos sitios. La sala familiar también es utilizada para leer, aunque en las horas en que la familia no está utilizando dicho espacio para ver la televisión o cosas similares. El que esto escribe, alguna vez observó a una lectora que utilizaba la azotea de su casa para leer, subía un simple banquito, prendía un foco colgado de una varilla y leía, hasta que los mosquitos y el cansancio se lo impedían. Imágenes idílicas recorren la red, mostrando a personas leyendo en sitios insospechados, bajo la luz de las lamparas de la calle o espacios ciertamente extraños. Lo que al final redondea nuestra premisa de hoy, el lugar perfecto o no, para leer es cosa de cada quien, la cosa es buscarle.
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