Decíamos, en semanas anteriores que cuando se trata de leer, encontramos todo un mundo de curiosidades; gadgets, inciensos, grupos de acompañamiento, podcasts, apps que leen por ti, costumbres, rituales, posturas, horarios, acompañamientos, snacks, espacios favoritos, vestimentas, tipos de iluminación, métodos de respiración, y una lista enorme de cosas que van de lo sublime a lo extraño. esta semana(y algunas más), aunque con un día de retraso seguiremos navegando entre este particular mar de temas en torno a la lectura tanto digital como en papel.
Esta vez, trataremos de la música, como acompañamiento, como ambientación, como parte del momento sabroso en que el lector se sienta, se acuesta, se recuesta, se tira, se acurruca y toma su libro o su lector digital sea este tableta o teléfono o e-reader y se sumerge en la lectura. la música siempre ha sido un complemento perfecto para leer; se dice que la nobleza europea organizaba lecturas de poesía acompañada con músicos en vivo, hubo una generación que leyó mientras el jazz sonaba, otros organizaban jams en la playa y leían mientras la música y las olas sonaban, hay por ahí una postura que sostiene que el hiphop surgió de ciertas lecturas del spoken que fueron sonorizadas, hay en la historia del hiphop al menos una (o varias) agrupaciones que hacían una cruza rara entre spoken y hiphop, hay mucha música que acompaña la lectura y hay mucha lectura que puede acompañar a cierta música.
Por otro lado, se dice en cierto sector de lectores, que la lectura tiene que realizarse en condiciones de muchísima tranquilidad, en un relativo silencio, en un espacio tranquilo, casi en un momento zen; sin distractores, sin cosas que rompan el momento intimo entre el lector y el instrumento de lectura. Dentro de este sector hay una corriente de “rebeldes” que matizan esta postura, la suavizan un poco y prefieren sonidos muy tenues, relajantes, cantos de ballenas, sonidos de mar o de rio, corrientes de aire, sonidos de lluvia ligeros; alguna vez apareció y se puso de moda toda una serie de programas de computadora y despues aplicaciones para “sonorizar” momentos y estos programas y apps son adorados por este sector.
En el otro extremo, del que formamos parte la inmensa mayoría de los lectores, tenemos una amplia, completísima selección, un repertorio casi tan grande como la producción musical de la humanidad; desde el que solo se concentra para leer con música clásica y disfruta de Beethoven o Tchaikovsky, el que prefiere algo mas rítmico y utiliza jazz, bebop, rock clásico o hasta hiphop, otros mas acelerados disfrutan de la lectura aderezando el momento con beats de electrónica y al ritmo de house o techno o trance se sumergen en las lineas de su libro favorito; Alguno que otro utiliza música tradicional mexicana en sus multiples variantes y lo mismo al ritmo de la tambora que con una buena cumbia leerá aunque lo niegue públicamente. Hay una corriente completa de productores y creadores musicales que crearon algo llamado Lo-fi , que es una versión muy suave pero muy creativa del hiphop y que ha sido adoptada por muchísimos lectores en todo el mundo para leer, basta poner en el buscador “Lofi Reading Music” y se puede uno sorprender con el torrente de música creada para tal fin.Algunos de plano eligen metal, desde lo sinfónico, lo épico, el gutural o versiones ultra pesadas como acompañamiento de su lectura y ante el horror del observador casual, disfrutan de su libro mientras todo a su alrededor retumba y vibra y la vecina enloquece mientras imagina que junto a su casa se lleva a cabo algún ritual extraño.
Cada lector tiene, igual que con todo este universo, su sountrack predilecto y muy particular a la hora de leer y no debe ser juzgado; cada bocina, cada audifono, cada dispositivo que emita música junto a un lector ensimismado será tan particular y especial como el lector mismo. la cosa como siempre, es buscarle y disfrutar y en este caso, escuchar.
Una disculpa por el retraso de un día completo. gracias.
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