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Librophonia; pequeño manual del buen lector

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Manuales los hay de todo tipo, en todos tamaños, para prácticamente cualquier actividad, deporte, oficio o materia; hay manuales de comportamiento, para trabajar, para hablar en público, para diseñar, para manejar equipo industrial, herramienta, utensilio, objeto y aparato eléctrico o electrónico. Los autos también traen un manual cuando salen de fabrica, que casi nadie lee completo y que en algún momento se pierde. Hay hasta chistes acerca de no leer un manual cuando se empieza a manejar alguna cosa y de la conveniencia de evitar acercársele a uno de esos por que lo mejor es aprender sobre la marcha. Un manual es un impreso o un archivo digital en el cual explica lo básico, la esencia de algún tema, un manual permite comprender como funciona algo o como hay que comportarse frente a tal o cual situación o en un entorno dado.

En los temas que hemos tratado en las ultimas semanas, los propósitos, las buenas intenciones, la donación y el préstamo, puede incluirse alguna pequeña serie de reglas, un compilado de ideas de comportamiento y acción; en el entendido de que el primero es un asunto social, es decir colectivo y la segunda es un acto individual y que se complementan, se mezclan y resultan en una unidad. Se puede, de este modo, sugerir un pequeño manual para el lector, para comportarse y actuar en consecuencia. Haciendo la aclaración de que, ya hay, libros enteros en torno al tema, orientados al fomento a la lectura, a la formación de públicos lectores, para crear acervos, para hacer comunidades y actividades comunitarias en torno a la lectura además de toda la miríada de materiales para enfocar la lectura desde lo académico, lo puramente escolar y demás. Ya hay, pues literatura altamente especializada. Esta es, una pequeñísima propuesta de un manual muy básico en torno al tema, si quiere decirse, es una serie de pautas, de ideas.

No se pretende, tampoco, crear un decálogo o una lista rígida de cosas que se tienen que cumplir, es igual que cuando se comentó el tema de los propósitos y las intenciones: una lista de cosas que pueden o no hacerse, pero que serían siempre bienvenidas y hablarían bien de la persona y de sus buenos hábitos como lector. Dicho lo anterior procedemos y en un sano desorden sugeriremos algunas ideas que pueden conformar el presente manual del buen lector:

En lo referente al manejo de un libro siempre se debería cuidar el ejemplar, evitando el maltrato y el doblado de esquinas utilizando en todo caso separadores o tiras de post-it para señalar páginas, así también evitar el jalar los libros cuando se retiran del librero o estantería, de la parte donde se une el engomado con el lomo o el empastado porque a la larga hará que estos se partan o se rasguen. Evitar, en la medida de lo posible (a menos que sea un texto educativo o de formación) el uso de resaltadores o subrayados, porque marcan la hoja y a veces traspasa a la pagina del otro lado o manchan y emborronan en ocasiones las líneas de texto. Derivado de esto, evitar realizar anotaciones o viñetas en las páginas aunque sea con fines decorativos o de “complementación” de ideas. Se puede sugerir evitar el transportar el libro en medio de objetos con puntas o bordes que pueden rasgar sus pastas. Manipular un libro con manos mojadas o en proximidad peligrosa de alimentos o líquidos puede causar manchas o humedad perjudicial al tomo en cuestión. Forzar la apertura de un libro más allá de la resistencia del encuadernado o del pegado puede causar que se deshojen o se desarmen. Ir retirando el polvo y no colocarlos cerca de fuentes de calor o de humedad excesivos también puede ser una buena forma de cuidar los libros. Si el libro es prestado estas precauciones tendrían que ser básicas, como una forma de agradecimiento por la confianza otorgada. Si el libro ha sido recibido como obsequio o como una donación, es una forma de mostrar respeto y de inspirar al donador para que, en algún futuro, considere repetir la acción.

Estas, poquísimas, mínimas, pueden conformar un pequeño manual, de como puede comportarse, accionar y en consecuencia mejorar como persona y como lector. El libro lo agradecerá, también los demás lectores.

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Librophonia
Dice (el) que hace muchas cosas; algunas se escuchan, otras se leen, otras se ven y hacen ruiditos. Dice que es muchas cosas o poca cosa. Depende.

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