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Librophonia; ¿se puede donar lo digital?

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La semana anterior ampliamos sobre una de las propuestas para los buenos propósitos lectores, la donación de libros, señalábamos que es una actividad que debería formar parte de las prácticas y costumbres de los lectores, una muestra de filantropía y de altruismo desinteresado, una manera de ayudar a quienes no tienen posibilidades de acceder fácilmente a libros y también, una manera de hacer circular buenos materiales de lectura y de fomentar la cultura de la lectura. Esta actividad tiene variantes y posibilidades ilimitadas, del mismo modo que hay infinidad de enfoques y costumbres lectoras.
De aquí surgió la base de la reflexión de esta semana, partiendo que la temática central son los libros físicos y digitales y ya hemos comentado sobre la donación de libros físicos, es decir de papel, entonces, ¿se pueden donar los libros digitales? .
Sin entrar en el plano filosófico y en las consideraciones de lo tangible e intangible y lo material e inmaterial, Grosso modo, ustedes, queridos lectores, pueden “donar” o “compartir”, siendo este ultimo termino más adecuado, su acervo literario digital particular con todos aquellos que consideren. SI. Se puede “donar” lo digital, aunque más bien, lo se hablaría de “compartir”, de “difundir”, de “redistribuir”. En este punto habría, también, que tomar una serie de consideraciones y medidas para evitar caer en la carroñería y en todo caso abanderar el asunto de la “piratería ética”.
Siendo honestos y realistas, mucho del material de lectura que anda circulando por las redes sociales, por los navegadores, que duerme en los discos duros y circuitos de memoria de muchos de los lectores, no siempre proviene de una tienda digital o de un distribuidor en línea autorizado; no todo lo que se lee ha sido comprado, pues. Hemos comentado más de una vez, que, en lo referente a la lectura digital, el aficionado más de una vez recurre a todas las formas a su alcance para conseguir el o los títulos de interés, los sitios de descarga, las descargas punto a punto, las nubes compartidas, los grupos de lectores que proliferan en todos lados, los blogs y WordPress abiertos por las legiones de lectores entusiastas que están llenos de links de descarga de libros de todo tipo y más recursos en línea. Hay sitios no oficiales donde se pueden descargar archivos gigantescos; comprimidos o en carpetas abiertas, temáticas, bibliografías por autor o por género literario.

De tal modo que, muchísimo del material de lectura flota en una cierta nebulosidad en cuanto a lo “legal”, por tanto, “no es tan tuyo o mío”, sino de todos y si es de todos:
¿por qué no compartirlo? o “redistribuirlo” o “donarlo”?

la receta es más que simple: reúna sus dispositivos de lectura, sean estos, una computadora portátil, tableta, lector digital o un teléfono habilitado como dispositivo de lectura, luego tome una copia de los libros que tenga en cada uno de ellos y haga una carpeta concentradora, organice si tiene el tiempo y la disposición de espíritu para ello, alfabéticamente o por autor, también por género y hasta por región del mundo, esto queda a criterio de cada quien. Luego que tenga ya su archivo, disponga copias del mismo ya sea en soportes físicos como esos jóvenes dinosaurios llamados CD o DVD, en memorias USB recicladas (el que esto escribe conoció el caso de un lector que pedía a todos sus conocidos viejas usb de 1 o 2 gb y las reutilizaba para este fin) y distribuya sus copias a todo el que esté interesado. Abra una carpeta en la nube de almacenamiento de su elección (no se lo aconsejo yo, pero se dice que para este fin, lo conveniente es usar una cuenta aparte de las personales, para evitar riesgos) llénela con todos los materiales de lectura que quiera compartir y luego, envíe el link de acceso compartido a sus amigos, a todos aquellos que considere puedan aprovechar y disfrutar de todo lo que usted esté compartiendo. ¿otra? ¿quizá mas rudimentaria? Pruebe a hacer un pequeño archivo comprimido con los libros digitales que más aprecie y disfrute usted y envíelo por correo electrónico (si, aun se envían correos electrónicos, niños burlones) a toda su lista de contactos, escriba una pequeña nota de aliento para que lo descarguen y lo lean y extiendan la cadena.
Disfrute del caos, perdón, disfrute de saber que ha donado, compartido, redistribuido, sus libros digitales. Hay otros modos, otras maneras de hacer estas labores, como siempre, la cosa es buscarle y seguir, seguir leyendo.

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Librophonia
Dice (el) que hace muchas cosas; algunas se escuchan, otras se leen, otras se ven y hacen ruiditos. Dice que es muchas cosas o poca cosa. Depende.

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