Melomantecuhtli – Miguel Kalavera

Hay tres poderosos razones: La música, en primer lugar, es fundamental para la formación cognitiva y la sinapsis cerebral. No es un mero entretenimiento ni un hobbie, como muchos lo consideran, ya que al practicarla, memorizarla, razonarla e interpretarla se activan todas las funciones del cerebro en una sola actividad. De practicarse desde la niñez, la actividad cerebral no solo mejora notablemente el desarrollo psicomotriz, sino el emocional. En este sentido, la música sensibiliza al ser humano ya que es implica reacciones psico-emocionales que conforman el inconsciente. Por último quisiera agregar que es parte de la formación cultural del individuo y de su identidad, por lo que no solo crea redes de conocimiento sino de memoria cultural, social e histórica.

Pues de muy niño, como todos los niños de mi generación escuchaba Cri Cri y Cepillín, son mis primeras memorias musicales. Pero crecí escuchando música clásica por parte de mi mamá quien fue estudiante de ballet, por lo que Tchaikovski y Kórsakov nunca faltó en el tocadiscos. Por parte de mi papá, pues rock and roll; él escuchaba principalmente a The Beatles, Creedence y Rolling Stones. Todo eso aderezado con las rancheras y la música tropical de las fiestas a las que iba con mi familia, música a la que le tengo peculiar predilección. Como en esos años comprar discos o casetes era muy caro realmente escuché poca música de “moda”, pero recuerdo que llegamos a tener casetes de La Onda Vaselina, Caló, Gloria Trevi y esos interpretes de los años 90s. Aunque realmente siempre fui muy anacrónico y terminé aferrado a los viejos discos de mi papa, en especial con The Doors.

Esa está difícil, ya que no conozco muchas bandas locales actuales… conozco viejas bandas que siguen tocando. En ese sentido recomiendo a Cold River Bandits, que es un proyecto muy sólido y a Old School, que pues es toda esa vieja guardia del death metal de inicios del milenio en Puebla.

¡Qué buena pregunta! Hay dos géneros que son el Corrido de la Revolución, que es de carácter anónimo y se nutrió por varias vivencia y experiencias de la guerra. Está compuesto durante y después del combate, lo cuál le da una fuerza lírica impresionante; los más populares siempre son los villistas y zapatistas, pero darle una revisada a los huertistas, a los carrancistas, obregonistas, pues resulta interesante. Ese género, en el tema de la conservación de la memoria histórica, es importante y creo que, de paso, haría un poco de conciencia social. En segundo lugar, sería la difusión de la música académica o clásica de compositores contemporáneos. La “canción”, que proviene del “lied” alemán y la “chanson” francesa, como género lírico musical que es una mezcla de lo académico y los estilos populares contemporáneos como bolero, tango, huapango, sones; incluso polka norteña en fusión con el jazz y el blues. Se hacen cosas super interesantes en los conservatorios de México y es una lástima que todo eso se estudie y aprecie más en el extranjero que aquí.

No lo llamaría culposo, porque como te dije anteriormente, estuvo presente en mi niñez, aunque mucha gente si me llega a ver feo cuando me pongo intransigente… Sí son culposos, creo, y pues son las cumbias, la salsa y los géneros tropicales. Hasta los más guarros y populares… tengo predilección por las sonoras, por los géneros tropicales de los años 50s a los 70s. No me gustan los sonideros, pero creo que tienen cierto encanto a niveles diastráticos. El vallenato colombiano, que es una expresión genuina de Colombia, como son las rancheras para nosotros y la bachata vieja. Creo que lo que me gusta es su carácter popular ya que en esta música se refleja el sentimiento de la gente, sus historias y vidas, sus tristezas y alegrías, y todo está relacionado con el baile.

Pues de entrada pondría a Slash y Malmsteen en las guitarras… esa contradicción se me hace interesante en un ensamble, porque son estilos y habilidades muy diferentes. Me gustan los bajos con mucha línea, así que pondría a John Deacon de Queen, pero no el de los 80s, sino el de los años 70s, que traía una línea de bajo muy buena. En la voz pondría a Tarja Turunen, en una onda soprano metal y de baterista a Alex de Maná, para que el estilo tropical los saque de onda a todos y tengan que replantearse los modos y las formas. Sería una banda muy extraña, pero creo que eso sería interesante.

Apenas escuché una banda de Botswana que se llama Wruts, un disco que se llama Kill or be Killed y me gustó mucho. Creo que el metal en África es muy interesante, ya que está inmerso en las luchas sociales. Hay un documental donde hablan del Black Metal Africano, definiéndolo como un Metal Extremo de identidad negra, y no las fantocherías escandinavas… Yo creo que nadie puede hablar mejor de Metal Extremo, como el Death Metal, que los africanos, ya que África es una continente donde las leyes de la razón occidental no existen y la violencia de la naturaleza los acompaña diariamente… mas cañón que Latinoamérica…

“Misa de Requiem” de Mozart, pero con la dirección de Riccardo Muti. La obra es muy famosa pero en 1987 Emi Classics grabó la versión del director italiano y sinceramente es vertiginosa; poderosa como ninguna otra versión. Ese disco es excelente y la portada tiene la escultura en mármol “Cristo Velato” de Guissepe San Martini y es asombrosa.

“Queen II”. Todo el mundo habla de Queen pero casi nadie atiende su primer y segundo disco. El segundo en especial creo que abrió las puertas a todo el rock sinfónico a niveles extraordinarios y escucho en este disco una antesala de lo que va a ser Symphony X o Rhapsody.

“Puño de Tierra” de Eugenia León, quien hace unas versiones de la música vernácula y folclórica mexicana de muy buena calidad. Con unos músicos de sesión de primerísimo nivel, hace un discazo mexicano que ya quisieran muchas bandas de rock o de norteña. y “Lost in the Concrete Jungle”… que es mi nuevo proyecto y sale en diciembre.